Este texto es un regalo para el día de reyes, a todas las personas que quieran leerlo...
Cuantas veces entramos en domicilios, de nuestros crónicos a domicilio…… esos abuelos que no se dan cuenta cuando llegas, cuando están solos, cuando los levantas de la silla de ruedas, cuando los miras, cuando los exploras... Sientes como el gato rasca la puerta de la habitación, donde lo tienen retenido, aunque en realidad la prisión es del paciente, están presos en un cuerpo que no les corresponde, los que tienen cabeza no tienen cuerpo, y los que tienen cuerpo no tienen cabeza.Es la decadencia del tiempo, que todo lo destruye.
Entonces aparece la figura del cuidador/a, esa persona que nos abre la puerta de casa,que descuida su aspecto, porqué esas horas están invertidas al mantenimiento de una vida, que espera su momento. Esa persona que nos recibe con resignación del sufrimiento de la duda de haber podido hacer algo más.
Cuando llegamos a los domicilios, vamos dirigidos a lo que vamos, que por el camino nos hemos repasado la historia clínica y la medicación habitual del paciente, intentando fantasear por donde se habrá desajustado esta vez, siendo inmejorables clínicos.
El cuidador es alguien que parece invisible en múltiples ocasiones, porqué sus problemas son "menos" importantes, no se trata de una disnea, de una taquicardia, una úlcera, no es que no se pueda levantar de la cama, que no conozca a nadie, que no se mueva o que ya no beba ni coma…. Son malestares inespecíficos, agotamiento, labilidad emocional, duelos de una vida mejor a la cual renuncian, por una obligación moral impuesta. Porqué siempre hay esa persona dentro de las familias, que se encarga de estas cosas, que anda renunciando a sus cosas, porqué es más generoso que los demás o no tiene más remedio.Estas consultas son las que tienen lugar sin estar en la lista, de pasada, mientras te acompañan a la puerta porqué ya te vas, son aquellas consultas que te dicen…. bueno doctora ya hablaremos de eso otro día, en la consulta… siempre es otro día, siempre se tiene que esperar…. siempre habrá un día mejor, donde afrontar esas "nimiedades".
Aunque casi siempre, el tiempo acaba alcanzándolas, y cuantas veces vemos que el cuidador acaba claudicando, en el momento menos adecuado?¿? Renunciar a uno mismo porque ahora no es el momento, es como una política a 4 años, al final acaba saliendo más caro.
Creo, que es nuestra responsabilidad, de ver a esos invisibles, de escucharlos, de detectar los signos de alarma, de tener una política para con ellos que no sea a 4 años vista. No podemos permitir esas injustas renuncias continuas. Porqué ,en realidad, esto acaba saliendo, el cuidador acaba convirtiéndose en enfermo.
Este es mi regalo personal a esas personas, este es mi empoderamiento a todas ellas, mi reconocimiento a una labor ninguneada. Por todas/os cuidadoras/es… para evitar esas renuncias personales, que a veces tanto duelen y a la larga tanto daño hacen.
Feliz día de los reyes de oriente.
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